Os traigo la historia de como el amor y el deseo por tener un hijo, permite recorrer miles de kilómetros sólo por hacer un sueño realidad...unos padres valientes, que contra mil opiniones decidieron hacer caso a su instinto y formar la familia que siempre habían deseado.
Hola me llamo Luz y soy madre de dos hijas. Laura de 5 y Marta de 4 años.
Laura es mi hija biológica y Marta es mi hija Adoptiva.
Y esta es la historia de cómo Marta llegó a nuestra familia.
Quizás la pregunta que más hemos tenido que contestar durante todos estos años, es porque pudiendo tener hijos naturales queríamos adoptar. Y aunque parezca de Perogrullo mi respuesta siempre ha sido “y por que no”.
Tal vez porque procedo de una familia numerosa o porque la vida me ha enseñado en primera persona que familia es aquel que se da a ti, independientemente de la sangre que corra por sus venas, yo siempre he tenido muy claro que la adopción era algo que funcionaria bien con mi forma de ser.
Para terminar de animarme, correría el año mil novecientos ochenta y pico cuando vi en documentos TV un reportaje sobre los orfanatos en China (“Las habitaciones de la Muerte”). Aunque por entonces era una adolescente, el impacto fue tan grande, que el convencimiento de que un día viajaría a China y volvería siendo madre, arraigó en mi y ya no me ha abandonado nunca.
Así que tras doce años con Pedro, cuando decidimos que era hora de formar una familia, nos planteamos ambas posibilidades Biológica / Adoptiva. Y después de darle muchas vueltas decidimos (almas de cántaro) que sería más conveniente primero adoptar para tener más libertad a la hora de pasar por todo el proceso (tiempo para reuniones, viajes, etc).
Bueno queremos adoptar y ahora ¿qué?...bueno pues lo primero es buscar en google jajaja. Y después hay que ir a la consejería de Familia de tu comunidad autónoma. Allí te explican como informarte sobre los trámites.
En Madrid primero te citan para una sesión informativa en grupo. Allí te cuentan entre otras cosas que la adopción es una figura legal para dar solución a la situación de niños abandonados. Y un montón de datos sobre la demora en tiempos y situación de los niños adoptables que te vale un poco de bofetón de realidad. Así sin entrar en detalles. Pero nosotros no pensábamos desistir. A continuación entre cursos mensuales obligatorios, papeleos incesantes, legalización de documentos, certificados médicos y declaraciones juradas ante notario, pasó casi un año. Y por fin llegamos a la obtención del temido informe psico social. Esto es contratar (puedes optar por uno de oficio pero no sabes lo que se puede demorar) a un psicólogo y un trabajador social para que evalúen si tu situación personal, anímica, psicológica, laboral, económica, de salud, tu domicilio, tu familia, etc están preparados para la adopción de un menor y de que edad debe ser.
Yo tengo el pleno convencimiento que si todos los padres tuviéramos que pasar por este informe para ser padres, el crecimiento mundial sería negativo en cuestión de meses.
Esto se convirtió en un infierno personal porque una de las partes no entendía la decisión de adoptar por parte de una familia fértil. Hicimos numerosas visitas a los despachos y todo parecía quedar claro y a la media hora recibíamos una llamada diciendo que no apoyarían la adopción.
Recuerdo en especial un berrinche muy gordo en el trabajo, después de una de estas llamadas. Mi muy mejor amiga Emma trataba de consolarme y yo entre hipo e hipo le decía: y venga y venga a preguntarme ¿porque? Y es que yo no encuentro ninguna razón para no hacerlo.
Y entonces Emma me dijo: Pues yo si que las encuentro Mari, pero si tu quieres la chini, vamos!!!! Hacemos lo que haya que hacer!!!
Con esta frase, podría resumir la actitud de muchos de nuestros familiares cercanos cuando les dijimos que estamos en el proceso de adopción. Y de China nada menos. Mucha gente no lo entendió, pero aun así han sido grandes apoyos.
Finalmente nuestra firmeza (y yo creo que nuestro perro Boll) terminó por convencer a nuestros evaluadores para dar el visto bueno y recomendaron que nos asignaran un menor lo más pequeño posible.
Aun nos quedaba renovar muchos de los documentos que durante el procedimiento caducan (certificados de penales, etc), legalizarlos y hacer una traducción del expediente oficialmente a chino. Y mandar el expediente al gobierno chino. Para la ayuda de todos estos trámites y posteriores contratamos a una ECAI (entidad colaboradora). Puedes hacerlo solo, pero es más difícil y arriesgado.
Finalmente, un año y medio después de haber comenzado teníamos fecha de registro.
Es como un positivo en un test de embarazo. El niño está ahí, pero aun tienen que asignarlo a la familia. Una vez que te digan cual es, en el plazo aproximado de un mes viajas a por el.
Cuando esto sucedió, el plazo de espera para una asignación en China era aproximadamente de 7 a 9 meses.
Por motivos que desconocemos aun, las adopciones en China se ralentizaron tanto que casi se ha cerrado la adopción en este país.
Lo peor es la incertidumbre. No sabes cuanto van a avanzar cada mes, un mes, una semana, un día....calculas y recalculas y te haces hasta una hora Excel para saber cuando te puede tocar.
¿Tenéis hijos? ¿Conocéis esa sensación del ultimo mes, de no saber cuando va ha nacer exactamente tu hijo? Esos nervios, esa inquietud?...pues a nosotros nos duró seis años.
En seis años otras parejas que conocíamos se han divorciado, han enfermado, han perdido sus trabajos o se han hecho demasiado mayores para adoptar, según la normativa de China. Muchos se han quedado en el camino.
Nosotros mientras, tuvimos a Laura, mi hija mayor, la luz de mis ojos. Con un ojo en China, pensando en la pequeña Marta (o el pequeño e improbable Pablo).
Después nos caduco el certificado de idoneidad, y la duda surgió con mucha fuerza. Era empezar de nuevo. Volver a pasar por el infierno. Pero ahora ya conocíamos lo que podíamos llegar a sufrir.
De nuevo elegimos continuar con el proceso y volvimos a obtener nuestro certificado de padres viables. Esta vez con hermana incluida.
Y de pronto un día mientras iba de camino al trabajo me llamó Pedro y me dio la noticia tan esperada, cuando menos lo esperábamos, porque las asignaciones iban fatal.
Teníamos menor asignado. Ahora teníamos que esperar tres días antes de conocer quien era nuestro hijo/a, cuantos años tenía, ver su foto...tres días para que la comunidad de Madrid se asegurara que coincidía con el certificado de idoneidad que teníamos.
De nuevo me llamo mi marido, tenía el expediente delante y me dijo que cuando llegara a casa lo abríamos juntos, pero no pude. Lo tuvo que abrir de inmediato y decirme que teníamos una hija, de 18 meses. Que la habían dejado en la puerta de una clínica con un día de vida, y que era preciosa...me emociono cuando recuerdo la voz de Pedro, diciéndome: es preciosa, preciosa...morena, pequeña y preciosa. Y como duele un hijo, y que te le hayan dejado tirado en la calle...aunque seas consciente de que sino no hubiera llegado a ti. ¿Podéis por un segundo visualizar a vuestro hijo/a solito en un cesto en la calle? Pues eso, ya me entendéis.
Luego vino el viaje, separarnos de Laura fue un infierno. Era la primera vez que la dejábamos con alguien y nada menos que quince días, con sus dos añitos y medio. Que se quedo en la playa en Comillas con sus tíos poniéndose morada de helados y encantada...
Y tras varios días sin dormir, y 38 horas de viaje (más de 5.000 km) nos entregaron a Marta Xu, un bebe de 18 meses, que pesaba 6.2 Kg. Que no tenia casi pelo ni dientes, que no había visto nunca un occidental, que estaba muerta de miedo...una Marta que llevaba 6 años en nuestros corazones...y que no quería saber nada de nosotros...no quería ni que la miráramos.
Y el milagro es, que al día siguiente después del desayuno decidió confiar en mi y que yo a cambio le entregue, sencillamente mi corazón.
Y poco después estaba jugando con su padre.
No puedo olvidar todos los huesos que se le notaban en su primer baño. Cabía en el lavabo del hotel. El sufrimiento y la impotencia que sentimos por todo lo que no había tenido en esos 18 meses y las carencias que nunca conoceremos.
Pero tampoco puedo expresar la satisfacción que sentimos por cada gramo que engorda, cada cm que crece, por cada sonrisa de su boca, por cada canción que canta, cada beso que da, cada abrazo...
Nos quedaba aun por vivir el momento más emotivo de mi vida (solo a la altura de la primera vez que cogí a Laura en mis brazos), que fue la llegada a Barajas, donde nos esperaba nuestra familia. No conozco a nadie tan valiente como mi hija Marta, que me dio la mano a 5.000Km de casa y se vino con unos completos desconocidos y se adapto tan rápido a todo.
No conozco a nadie tan generoso como mi hija Laura que desde el primer día, con dos años, ha sido la guía de su hermana. Su mejor apoyo. El primer día se acostaron a las doce de la noche y a las cuatro de la mañana estaban jugando a la cocinita juntas.
China nos dio una hija, que completo un ciclo abierto hacia mucho tiempo, allá por el año mil novecientos ochenta y pico...
Y hace poco mi muy amiga Emma, estaba mirando correr y reír a Marta y a Laura y me dijo: sabes Mary, ahora si que voy entendiendo porque los habéis hecho. Y eso llena mi corazón.
Diez familias más compartieron esta misma experiencia con nosotros. Algo tan importante une vidas para siempre. Existe un hilo rojo, invisible que une a las personas que están destinadas a conocerse. Ahora yo lo creo firmemente.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No puedo parar de llorar... en el trabajo me miran....
ResponderEliminarSabes que? Gracias a personas como tú con sus convicciones tan claras dan sentido a tantas cosas...
Myr
Luz muchas gracias por compartir tu historia, es preciosa.
ResponderEliminarSara